Planificación de la instrucción en el enfoque tradicional y software educativo
Uno de los objetivos fundamentales y a la vez una de las innovaciones más radicales que se plantea la Reforma Educativa Venezolana (1997), es la necesidad y la exigencia de adecuar los procesos de enseñanza – aprendizaje a la auténtica realidad social y personal que viven los alumnos, es decir, conseguir un enlace real y funcional, entre la experiencia escolar y la realidad que los estudiantes experimentan en el lugar donde viven, crecen y se desarrollan como personas.
Para que este objetivo sea posible y pueda hacerse realidad es imprescindible romper con un modelo tradicional de educación y, en consecuencia con el sistema educativo en el que todo vale para todos los alumnos y las alumnas del país, y en el que los profesores y el resto de las personas que integran las comunidades educativas, tienen como única misión, seguir y aplicar, con absoluta fidelidad y frecuentemente de forma irreflexiva y descontextualizada, los objetivos, los contenidos y las orientaciones señalados por la administración educativa para la totalidad del país. Objetivos, contenidos y orientaciones en los que, al ser impartidos para la totalidad de la población escolar, no se tiene en cuenta, ni se desarrolla la riqueza que siempre supone la variedad y la pluralidad cultural, social y psicológica, de la población infantil y juvenil, y de la población civil en general.
Frente a este modelo cerrado y centralizador, se presenta el gran reto planteado en la Reforma Educativa: la construcción de un nuevo modelo educativo, basado en la libertad, descentralización, autonomía, reflexión e innovación, mediante la formación de personas capaces de aprender por sí mismas. Para ello se hace necesario ir más allá de la preocupación por adquirir conocimientos, considerando que el individuo requiere fomentar su desarrollo afectivo, personal y creativo; teniendo que promover y facilitar el aprendizaje significativo, lo cual lleva en sí un aprendizaje que tenga sentido personal para cada sujeto, en lugar de un aprendizaje sin sentido, enfocado hacia la memorización de información y de hechos.
Se plantea entonces la necesidad de propiciar nuevas técnicas y estrategias para el desarrollo del conocimiento físico, social y lógico–matemático, haciendo énfasis en la difusión e importancia del mismo como herramienta esencial para una actividad intelectual satisfactoria y provechosa.
La planificación
consiste en la anticipación mental y provisional del enfrentamiento entre el niño y el tema, en la cabeza y el corazón del maestro, antes que se produzca el encuentro real en la clase”. (Karl Stocker)
Planificación de la instrucción en el software educativo.
El Software. Como portador del mensaje instruccional, es uno de los elementos primordiales a considerar cuando el computador ha sido seleccionado como alternativa de solución ante un problema de aprendizaje.
Su adecuada elaboración debiera obedecer a un plan sistémico que incluya una serie de decisiones, que nos asegure que realmente contribuirá a lograr los objetivos educacionales propuestos.
Referirse al software de cualquier recurso tecnológico tradicional o sofisticado sin analizar los otros aspectos que interactúan junto a él y que permiten su adecuado diseño, producción y aplicación, sería como hablar del corazón en forma aislada del cuerpo humano.
Sin embargo, en educación nos hemos acostumbrado a separar las astillas de un mismo árbol y a tratarlas como entes sin relación. Basta recordar una serie de movimientos orientados a los medios y materiales sin considerar otras variables; especialmente los fines: instrucción programada, cine, objetivos específicos, televisión, métodos cuisinaire y audio-lingual en Matemáticas e Inglés respectivamente, el video, por nombrar algunos; v ahora irrumpe el computador como vencedor.
Sin duda, nos hemos dejado guiar por un impulso a la acción antes que a la reflexión ya la planificación. Si utilizamos -por ejemplo- un recurso tecnológico, llámese computador, televisión o libro tradicional, sin conocer sus atributos o potencialidades, o como fin en sí mismo, no estaremos contribuyendo a optimizar el proceso educativo. Si -por otro lado- nos apresuramos a poner en práctica un recurso, método, técnica o estrategia (medios, a fin de cuentas) sin considerar los fines, no tendremos, entonces, que asombrarnos de no lograr aquello que no hemos planificado lograr.
Tal vez en estos hechos se encuentre la razón del por qué estamos escuchando desde hace tiempo que las innovaciones educacionales no han servido, porque seguimos enseñando de manera tradicional, o que los problemas educacionales se mantienen a pesar de los sofisticados "apoyos" tecnológicos. Entonces, ¿ es o no de extrañar que un número considerable de profesores vea a la informática como una nueva moda que no cambiará el futuro de la educación? o que, ¿otro grupo de educadores la considere "la" tabla de salvación a la cual hay que aferrarse como náufragos?
Por otra parte y con excepción de escasos esfuerzos sistémicos (1), muchos establecimientos educacionales comienzan un proceso carente de toda lógica cuando adquieren un equipo computacional, sin saber los "para qué"; es decir, los resultados que se esperan lograr con su uso. Poco a poco van entusiasmando a otros colegas para que los imiten y es así como de repente se encuentran compitiendo como dueñas de casa envidiosas por la última adquisición de su vecina.
Tampoco faltan los padres que miran con suspicacia a la informática y comienzan a acusarla de producir incomunicación entre ellos y sus hijos, cuando la comunicación ya se había perdido antes de la llegada del aparato tecnológico. y para completar la cadena, el eslabón que nunca falta: aquellos "educadores" que se sienten amenazados por la máquina que les provocará su cesantía (Calderón, 1985).
El propósito básico de la tecnología educativa es permitir que todas las partes del sistema instruccional funcionen juntas para lograr los objetivos establecidos, de tal forma que la falla de un tipo de software para enseñar y la falla de un alumno para aprender se reduzca a un mínimo. Es posible alcanzar este resultado a través de grupos interdisciplinarios, en los cuales cada persona contribuya con su experiencia, conocimiento y habilidades para generar mejores alternativas educacionales para los estudiantes. Debe recordarse que, en la actualidad, los programas de informática educacional son muy primarios y están diseñados principalmente por personas que saben mucho de computación pero nada de educación, de psicología del aprendizaje, o de teorías instruccionales.
La manera operativa de llevar a cabo este esfuerzo es a través de modelos de diseños de instrucción, donde diferentes variables relevantes a la eficiencia instruccional pueden identificarse, analizarse y ser manipuladas, con el fin de prescribir condiciones óptimas para el aprendizaje, basados en, y validados por, investigación y medición científica.
Como se habrá apreciado hasta aquí, hay mucho más que hacer antes, durante y después de escribir un buen programa para un computador específico.
Referencias